Día 30 - de la capital a Bobo Diulaso

 

Antes de las 7 de la mañana Mariam me ha dejado en la estación del Este, ha comprobado previamente que todo esté en orden (billete, autobús). Tomo el autobús hacia Bobo Diulaso, al Sur de la capital. Atravesamos unos 400 Km, de unas 6 horas de duración, con una parada técnica que ¡casi me quedo a medio camino!

 

En el trayecto me he hecho amiga de una chica maliense, y cuando paramos en Boromo vamos a los baños públicos. Le dan arcadas; por suerte a mí no. Es curioso que vive en Europa y al volver a su continente de origen ya se ha desacostumbrado de esos olores.

 

Nos aguantamos las mochilas una a la otra, tardamos más de lo previsto, y al salir, ¡el autobús nos deja,  ya está en marcha! Nos intentábamos abrir paso entre la muchedumbre, que nos querían vender de todo tipo de alimentos locales (galletas de sésamo, cacahuetes, anacardos, madalenas artesanas, plátanos, mangos, mmmmm! me encanta todo!)  y nosotras solo fijábamos la mirada en el autobús, corriendo hacia él y haciendo señales de ALTO!!! No estábamos para otras historias. Realmente no llegué a saber si el conductor lo hacía expreso para que nos apresuráramos y meternos pánico en el cuerpo, y de paso reírse un poco de nosotras,  o se iba ya en serio sin ella y sin mí. Para y nos abren la puerta.

 

El revisor se dirige a la chica maliense y le dice: -“A ti te hubieran dejado, a la blanca no" ¿¿¿Es que acaso somos seres superiores los blancos??? Es injusta esta consideración. Por otro lado también me pregunto si antes de partir no comprueba ese "revisor" que los asientos estén de nuevo ocupados.